viernes, 20 de agosto de 2010

INADECUADA PERO VERAZ

Así señala Oscar Misle, Director de CECODAP, la tan controversiada imagen publicada por El Nacional. No puedo estar más de acuerdo con él. Imágenes similares a las de Auswich, que niños y adolescentes pueden ver en libros e internet sin más control que aquel derivado del parental.
El Artículo 68 de la LOPNA referido al Derecho a la Información señala “El Estado, la sociedad y el padre, la madre, representantes o responsables tienen la obligación de asegurar que los niños, niñas y adolescentes reciban información veraz, plural y adecuada a su desarrollo”. …”sin más límites que los establecidos en la ley y los derivados de las facultades legales que corresponden a su padre, madre, representante o responsable”.
Entiendo que somos nosotros, los adultos miembros de la familia inmediata, los responsables de interpretar si la información que está en los medios, en este caso impreso, es o no adecuada para nuestros hijos e hijas, y brindarles la debida explicación y orientación sobre el contenido de la misma.
Insólito pero cierto la celeridad con que procedió la medida introducida en el Tribunal 12° de Primera Instancia de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Y sin embargo no leo y escucho en ningún medio oficial o privado que se han tomado medidas contra quienes impunemente asesinan diariamente a niños y niñas inocentes, víctimas de la inseguridad y violencia callejera; contra quienes vociferan consignas de guerra y muerte, contra secuestradores y violadores (Arts. 32, 32-A, 33), contra la falta de atención y recursos para asegurar que nuestros niños, niñas y adolescentes les sea garantizada la salud a través de “servicios médicos y odontológicos periódicos, gratuitos y de la más alta calidad” (Art. 41), contra la falta “de espacios físicos instalaciones y recursos pedagógicos para brindar una educación integral de la más alta calidad” (Art. 53).
La muerte no distingue entre pobres y ricos, tampoco la delincuencia armada, si la imagen ofende, es porque de alguna manera la relacionamos con la verdadera miseria humana, la falta de respeto a nuestra dignidad, y nuestro temor a vernos en algún momento como víctima o doliente.