Las
instituciones educativas deben velar por la formación permanente de quienes
cumplen la labor docente. Una educación de calidad es reflejo de docentes
calificados, comprometidos y actualizados. De ahí la importancia de aprovechar
las reuniones de equipo, los consejos de docentes, y cualquier oportunidad en
el quehacer educativo para un intercambio de experiencias.
Es importante reconocer que la
calidad educativa no se refleja solamente en las experiencias académicas, un
proceso educativo eficiente se da en una escuela “respetuosa”, donde la
convivencia escolar reconozca la dignidad de todos y cada uno de quienes hacen
vida en la organización, en un clima de paz y justicia.
Uno de los grandes retos de los
docentes del siglo XXI es el uso RACIONAL de la tecnología. Hay que reconocer y
aceptar que quienes llenan nuestras aulas son “nativos digitales”, diestros en
el manejo de las mismas. Estos niños, niñas y adolescentes aprenden de una
manera distinta a lo que se le suele
llamar “tradicional” (la forma en que los docentes activos fueron educados en
el Siglo XX).
El informe
de UNESCO (Febrero 2013) “Hacia un aprendizaje universal – Lo que cada niño
debería aprender” señala siete dominios importantes a desarrollar en cada niño,
niña y adolescente, como aprendizaje importante para el siglo XXI. (Ver anexo)
No es un problema específico de
contenidos programáticos, ni siquiera de diseño curricular, es un problema de competencia, es mirar hacia
delante, y reconocer la utilidad de todas y cada una de las asignaturas a
facilitar. Es una relación de calidad vs cantidad, de lo que es útil y
necesario. Es estar consciente del por qué, el para qué y para quién se planifica. Es tener claro las
metas y propósitos de las unidades de aprendizaje. Es reflexionar sobre los
contenidos en función de las competencias que debe alcanzar el estudiante. El
resultado un estudiante competente.
Según la Ley Orgánica de Educación
el año escolar debe cumplir con 200 días de actividades. 40 semanas, para
impartir entre 10 y 12 asignaturas semanales en el caso de Media General y
entre 7 y 9 en primaria. Un promedio de 4 asignaturas diarias, 34 horas de
clase semanales, si cada uno de los 200 días es de clase efectiva. Este es un
análisis importante a la hora de planificar el trabajo docente. Tomando como
referencia el calendario anual determinar: ¿Cuántas horas efectivas de clase
tiene la asignatura que facilito? – por semana, por mes, por lapso –
Una vez analizadas todas las
variables se construye el plan, sin perder de vista que la planificación es un
instrumento guía, nunca una camisa de
fuerza.